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"Creyentes y creíbles": Mons. Jorge Estrada en la Misa crismal



NotiDiócesis.- A mediodía de este martes santo comenzó la celebración eucarística, presidida por Mons. Jorge Estrada Solórzano, que bendice los santos óleos y en la que, además se da la renovación de las promesas sacerdotales del presbiterio.


En esta celebración se bendice el óleo de los catecúmenos que es utilizado para señalar a los que han sido llamados a la fe; también se bendice el óleo de los enfermos que será utilizado para consolar al que sufre recordando que Cristo es salud y alegría del que se sabe unir a su cruz con amor y alegría; y finalmente se consagra el santo crisma, que es signo de la unción del Espíritu Santo y con el cual será ungidos los recién bautizados, los que se confirmar y los que reciben el orden sacerdotal.


En su homilía, el señor Obispo, hizo hincapié que los asistentes a esta Misa representan a toda la diócesis pues debemos sentirnos como el Pueblo de Dios amado por el Padre, congregado por Cristo y conducidos por el Espíritu Santo.

Además, dijo que esta Misa Crismal, como es llamada comúnmente, debe estar marcada en el contexto del Sínodo, en la experiencia de caminar juntos, pues la iglesia debe volver a la esencia de la Iglesia de los primeros siglos, es decir, ser una Iglesia eucarística, bautismal y pascual.


Añadió que es necesario que todos redescubran que están llamados a participar del sacerdocio de Cristo, “ustedes, queridos laicos, por el sacerdocio bautismal, nosotros por el sacerdocio ministerial”, y con ello, expresó que juntos se cumple lo que decía san Agustín, ser el Cristo total.


“Cuando un miembro de la Iglesia no cumple su misión no está completo el cuerpo de Cristo. Somos las manos y los pies de Cristo, y lo somos por nuestro bautismo”, recordó a todos la misión que tenemos, a propósito de las lecturas proclamadas.  Dojo que “por el bautismo, sacerdotes y fieles, somos hijos de Dios y llevamos al Espíritu Santo en nuestros corazones. Él nos hace ser familia, nos enseña a caminar juntos, nos ayuda a vivir en plena comunión, nos muestra cómo sostenernos mutuamente, nos aleja del clericalismo, nos ayuda a poner barreras al secularismo y a las nuevas ideologías, y nos hace permear la sociedad de virtudes y valores cristianos haciendo posible una cultura vacacional”.


También habló sobre la renovación de las promesas sacerdotales y dirigiéndose a los sacerdotes presentes les dijo que “estamos al servicio del pueblo de Dios, para santificarlo con los sacramentos y guiarlo con nuestra vida llamada a ejercerse desde la martyría, es decir, desde el testimonio”, pues para el presbítero no basta ser creyente hay que ser creíble.


Exhortó a los presbíteros a que, si tienen mucho o poco tiempo en el ministerio, todos tienen un recorrido humano y sacerdotal en el que está presente la gracia de Dios y la libertad “para producir los frutos que hoy, en esta Misa le podemos presentar”.  Los alentó a no dudar de la llamada que les hace el Señor Jesús y que sobre todo sigan retumbando las palabras ven y sígueme que un día el Señor les dijo.


Les pidió que esta renovación esté marcada también por la gratitud al Señor “por las personas que a lo largo de nuestro ministerio nos han edificado y acompañado en los distintos lugares donde hemos servido al pueblo de Dios, y no dejemos de agradecer también la fraternidad sacerdotal porque nuestra vocación, como dice el Documento de Aparecida, ha de ser vivida como una con-vocación, es decir, una vocación compartida”.


Finalmente dijo que con la bendición de los santos óleos y la consagración del santo crisma nos haga sentir a todos un pueblo de sacerdotes, profetas y reyes en el mundo de hoy.




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