"Fue un Papa en medio de la gente": Cardenal Giovanni Battista
- diocesisgp
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Acontecer eclesial, 26 de abril de 2025.- Con profundo dolor, pero con la esperanza que brota de la fe, la Iglesia universal se reunió este día en la Plaza de San Pedro para despedir al Papa Francisco, en una emotiva ceremonia fúnebre presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, el Cardenal Giovanni Battista Re.
En la plaza que tantas veces fue testigo de sus palabras y gestos de cercanía, los fieles de todo el mundo, junto con autoridades civiles y religiosas, se unieron en oración para rendir homenaje a quien, durante doce años, guió a la Iglesia con amor, valentía y sencillez. Desde su elección en 2013, el Papa Francisco marcó su pontificado con un estilo pastoral cercano al pueblo, inspirado en la figura de San Francisco de Asís, abrazando a los más pobres y a los marginados, impulsando el diálogo, la fraternidad y el cuidado de la creación.
En su homilía, el Cardenal Re recordó con emoción las últimas imágenes del Santo Padre, impartiendo su bendición pascual desde el balcón de la Basílica de San Pedro, aún con su salud debilitada, y saludando al pueblo desde el papamóvil, como un gesto de amor hasta el final de sus días. El Cardenal destacó que el Papa Francisco, siguiendo la voz de Cristo que preguntó a Pedro "¿Me amas?", respondió con su vida misma, apacentando con ternura al rebaño que se le encomendó.
Recordando sus raíces como pastor en Buenos Aires y su formación jesuita, el Cardenal Re subrayó la impronta que el Papa Francisco dejó en la Iglesia: su lenguaje sencillo y lleno de imágenes, su defensa incansable de los pobres y desplazados, sus 47 viajes apostólicos, su impulso a la cultura del encuentro frente a la cultura del descarte, y su llamado permanente a la misericordia y a la paz en un mundo herido por guerras y divisiones.
"Fue un Papa en medio de la gente", dijo el Cardenal, "un pastor que caminó junto a su pueblo, que acogió, escuchó, consoló y animó. Su vida fue un testimonio vibrante de la alegría del Evangelio, que quiso contagiar a todos sin distinción".
En esta despedida, la Iglesia no solo llora a un gran Papa, sino que eleva su mirada al cielo, confiando en que el amado Francisco ya goza de la vida eterna prometida por el Señor. Unidos espiritualmente, oramos para que ahora sea él quien interceda por nosotros ante Dios, bendiciendo a la Iglesia y al mundo entero, como lo hizo el Domingo de Pascua en su último gesto público de amor.
Desde la Diócesis de Gómez Palacio, nos unimos a esta oración universal, agradeciendo a Dios por el don del Papa Francisco, y encomendándolo a su infinita misericordia. Que su ejemplo de amor, humildad y servicio siga iluminando el caminar de la Iglesia y de la humanidad.
Querido Papa Francisco, ruega por nosotros.
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