En el Seminario de Torreón estudian 20 seminaristas pertenecientes a nuestra diócesis quienes desde la semana pasada retomaron sus labores y hoy, en la celebración eucarística se dio la inauguración del nuevo ciclo por Mons. Luis Martín Barraza Beltrán, obispo de la diócesis de Torreón.
NotiDiócesis.- Inició un nuevo ciclo escolar en el Seminario de Torreón, lugar donde los seminaristas de nuestra diócesis se forman a la vida sacerdotal, con la Eucaristía presidida por el señor Obispo Luis Martín Barraza Beltrán en compañía de los sacerdotes del equipo formador, presbiterio presente, seminaristas, personal docente y demás trabajadores de esta institución.
En su homilía, Mons. Luis Martín dijo que, aunque, hemos caigo en desgracia ante la falta de vocaciones todavía la gente sigue viendo al sacerdote como alguien especial, de ahí que el pastor debe siempre estar al pendiente de su rebaño y no como la primera lectura denunció por boca del profeta Ezequiel.
La formación del seminario es traer sacerdotes santos a la comunidad, expresó tajantemente, pues “el seminarista no es alguien raro, no es alguien especialito, sino que es alguien que ha de hacer presencia de Dios a sus hermanos, viviendo a fondo la santidad”. Por lo que pidió a los seminaristas ser santos sin ser arrogantes o superiores a los demás, pues han de llevar una vida llena de alegría en la gracia de Dios.
En esta celebración también se dio la profesión de fe los maestros que integran la planilla escolar, así como la lectura del decreto de rector al padre Jesús Sergio Fernández Pacheco y su posterior profesión de fe ante el obispo. El padre Jesús Sergio, en su discurso inaugural dio gracias a Dios por todo lo que hace por el seminario, por los impulsores del seminario que fueron Mons. Fernando Romo Gutiérrez, a quien se le debe el nombre del Seminario y la imagen de Santa María Reina que preside la capilla del mismo; al padre Rodolfo Reza quien cuando fue rector animó a los seminaristas a enamorarse del ministerio sacerdotal; al padre Aurelio González, quien creo la Universidad Saulo con la que el Seminario cuenta y que gracias a ella los estudios de filosofía y teología son reconocidos ante la Secretaría de Educación Pública.
Ante la convulsa y compleja situación cultural y social, el padre Sergio pidió a todos el compromiso en la formación con una actitud de fe, por lo cual “implica tener un claro objetivo y unos principios orientadores que la formación presbiteral requiere en el contexto actual”, así pues al mencionar el objetivo para este ciclo del seminario resaltó el reavivar en la Iglesia la experiencia vital y formativa de la comunidad apostólica reunida en torno al Señor Jesús para que los seminaristas se vayan configurando con Cristo Buen Pastor.
Además resaltó los principios orientadores de la formación sacerdotal y en la cual van a trabajar, en la formación del corazón, el discernimiento constante, en el acompañamiento que favorece un camino serio, real, personalizado y profundo; en la integridad y la gradualidad; con estos principios el padre Sergio dijo tajantemente que “este largo proceso se puede dividir en dos partes, la primera es en la formación del discípulo y después la formación específica del sacerdote, pues primero hay que poner una base sólida discipular en la vida del sacerdote”.
Finalmente pidió a todos, desde los padres de familia, los seminaristas y los formadores trabajar juntos en la promoción vocacional y que en el trabajo de formación sacerdotal se de pastores a la Iglesia según el corazón de Cristo comprometidos por la construcción del Reino en medio de la sociedad. Toda la experiencia del seminario en este ciclo la puso en las manos de Santa María Reina que “como madre amorosa nos alcance de su Hijo las gracias que ella sabe que más necesitamos”, finalizó.
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