Cada 6 de agosto, Cuencamé, Durango, se llena de peregrinos que llegan para venerar al Señor de Mapimí para agradecerle los favores recibidos.
En el año de 1715 siendo Las Minas del Real de Santiago de Mapimí (Hoy Mapimí) y habiendo evangelizadores Jesuitas, quien se cree trajeron desde España está talla del Cristo, celebraban un Jueves Santo la procesión sacando imágenes además del Cristo, a la dolorosa y San Juan.
En esta procesión fueron atacados por indios rebeldes Cocoyames y Tobosos con resentimiento por los evangelizadores y buscando destruir la imagen. Atacaron el pueblo donde hubo más de 300 muertos e incendios de casas, pero no logrando su objetivo, personas desconocidas llevaron al Cristo en carretas de mulas para esconderlo varios kilómetros quedando perdido y sin nadie saber dónde quedaría.
Meses después, en un poblado llamado La Flor de Jimulco, ejido perteneciente a Torreón, Coah., una indita iba seguido por el mismo camino a visitar a un "señor", cuando los soldados que vigilaban esa área se dieron cuenta le preguntaron y ella amablemente los llevó hacia un mezquite dónde estaba la imagen del Cristo recargada.
Siendo la más cercana la Parroquia de San Antonio de Padua de Cuencamé donde fue llevada, llegando un 6 de agosto de 1715.
Llegó como huésped, pero la gente comenzó a encariñarse con Él y a rezarle novenas y rosarios. Dándose cuenta la gente del pueblo de Mapimí fueron a reclamarlo y el pueblo de Cuencamé de buena fe se los entregaba de regreso, pero al primer intento de querer sacar al Cristo y ponerlo en un carro de mulas, este se hizo tan pesado que no pudieron moverlo y decidieron dejarlo ahí.
En otra ocasión, al regresar por Él y querer sacarlo del templo, extendió sus brazos y no pudo pasar por la puerta para salir, así es que el pueblo de Mapimí comprendió que el Cristo no quería irse. El Cristo adoptó el nombre de Señor de Mapimí, por ser el lugar de procedencia y aunque se ha intentado cambiarle el nombre a Señor de Cuencamé no se ha podido por la tradición muy arraigada entre los fieles devotos de esta imagen.
Cada año llegan carretas de familias en peregrinación de los poblados de Coahuila, Durango, Zacatecas, Chihuahua y Tamaulipas y poca gente del centro y sur del país.
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