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Signos del Jubileo de la Esperanza

  • diocesisgp
  • 22 ene
  • 3 Min. de lectura


El Año Jubilar inició en Nochebuena del año pasado con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro. Este tiempo especial nos invita a ser portadores de esperanza.


A lo largo de este periodo, habrá reuniones internacionales, reflexiones, eventos y signos que nos ayudarán a vivir intensamente este Año Santo.


Peregrinación

El Jubileo nos llama a emprender un camino, tanto físico como espiritual, superando nuestros propios límites. La peregrinación no solo implica un cambio de lugar, sino también una transformación personal. Prepararse, planificar el trayecto y conocer el destino son pasos esenciales.


La palabra "peregrinación" proviene del latín per ager (“a través de los campos”) o per eger (“cruce de frontera”), destacando la idea de emprender un viaje. En la Biblia, Abraham es descrito como un viajero llamado a dejar su tierra y aventurarse hacia la Tierra Prometida. Asimismo, el ministerio de Jesús se identifica con un viaje hacia Jerusalén, invitando a sus discípulos a seguirlo.


La peregrinación nos permite descubrir lugares, participar en ritos y liturgias, y contemplar la creación como expresión de nuestra fe. También nos conecta con la experiencia de aquellos que, por diversas razones, buscan un futuro mejor para ellos y sus familias.


La Puerta Santa

La Puerta Santa es el símbolo central del Año Jubilar. Su apertura marca el inicio oficial del Año Santo, recordando las palabras de Jesús: “Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará” (Jn 10,9).


Al cruzarla, los peregrinos reafirman su decisión de seguir a Cristo. Este acto simboliza el paso hacia una vida renovada y la comunión con toda la Iglesia. En Roma, la experiencia adquiere un significado especial al visitar los lugares vinculados a san Pedro y san Pablo, cuya fe y ejemplo son pilares de la Iglesia universal.


Sacramento de la Reconciliación

El Jubileo es un tiempo de reconciliación, una oportunidad para redescubrir a Dios como el centro de nuestras vidas. Este camino incluye el llamado a la justicia social y al cuidado de la creación, reconociendo a Dios como Creador y guía supremo.


El Papa Francisco recuerda que la misericordia no se opone a la justicia, sino que ofrece al pecador una nueva oportunidad para arrepentirse y creer. Participar en el sacramento de la reconciliación nos permite experimentar la misericordia de Dios y renovar nuestra relación con Él.


Oración

La oración es el núcleo de la relación con Dios. Nos abre a su presencia y nos ayuda a aceptar su amor. Textos como el Padrenuestro y el Avemaría, transmitidos a través de la Tradición viva de la Iglesia, ofrecen palabras para dirigirnos a Dios.


Durante el camino, la oración nos conecta con los “caminos de Dios” y nos lleva a lugares de especial significado espiritual, donde otros peregrinos han buscado santidad antes que nosotros.


Liturgia

La liturgia, especialmente la Eucaristía, es la culminación de la vida de la Iglesia. En ella, los peregrinos reciben el Cuerpo y la Sangre de Cristo, quien camina con ellos y revela los misterios del Padre.


Un momento destacado del Año Santo es la apertura de la Puerta Santa, un rito que simboliza el camino del pueblo de Dios hacia el Reino.


Profesión de fe

La profesión de fe es el signo distintivo de los bautizados. En ella, se expresan las verdades fundamentales de la fe, como el Credo, que nos une con toda la Iglesia. Recitarlo con fe implica no solo aceptar estas verdades, sino también transformar nuestra visión de Dios, de nosotros mismos y del mundo.


Indulgencia

La indulgencia es una manifestación concreta de la misericordia divina. Nos libera del peso del pecado y fortalece nuestra esperanza en el perdón.

Quienes no puedan realizar la peregrinación, como los enfermos, están invitados a participar espiritualmente, ofreciendo su vida cotidiana y uniéndose a la celebración eucarística desde donde estén.

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